Una historia de NO asertividad

. viernes, 5 de noviembre de 2010
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A continuación narro una historia muy verídica, sacada del baúl de los recuerdos ¿se identifican?
…Muchas veces vi personas mareadas o en total estado de ebriedad, algunas veces fui testigo presencial de las incoherencias que dicen en los servicios de transporte urbano o rural, y muchas veces eso amerita que los dueños de las unidades móviles no los recojan, pero la historia que a continuación viene es un caso de gente que bajo los efectos del alcohol comete locuras o padece delirios de grandeza, hoy a mi lado en el transporte público se sentó un señor ya entrado en años, le calculo unos 50 años, estuvo hablándome todo el tiempo que duro el trayecto, que tiene sus propiedades, que es muy solvente económicamente, que está muy orgulloso de su persona y todo lo que haya logrado, que su esposa es una profesional y el es policía, que sus hijos estudian en universidades que quedan fuera de la región y el otro que aun estudia la secundaria también en un colegio prestigioso, despreciando a las universidades del medio, estuvo todo el rato hablándome de sus cosas, pero yo personalmente no le hacía mucho caso, solo le seguía la corriente, me hablo que tiene sus casas en varias ciudades, todas valorizadas en miles de dólares, y decía: ¿para qué entonces ganamos plata? hay que gozar de la vida e incoherencias de ese estilo, incluso me preguntó a que me dedicaba, que hacía por la vida, que profesión tenia, etc., estuve de acuerdo en que quería sacarme conversación, por mi parte le dije que soy vago y no estudié nada, , (para cortar toda comunicación) recordando quizás lo que alguna vez escuche decir: “No discutas con un borracho que la gente no puede ver la diferencia”, bueno…

A qué viene todo ese pequeño relato?, pues bien, quería sacar algunas enseñanzas o lecciones de vida, porque muchas veces en las cosas más simples se encuentra ese algo que te hace clic en el cerebro, en tu corazón y tú dices: ¡Eureka! –lo encontré-, estuve pensando en todo el trayecto, que como era posible que ese caballero que dijo ser un policía, tenga bastante dinero en el bolsillo, y que haya construido sus casas de lujo tanto en la ciudad como en otros lugares, y que el siendo policía, estaba apoyando o haciendo trascender a su hijo, me dijo que su hijo es ingeniero, y que gana mucha plata, en ese momento yo me sentí un tanto nostálgico: ¿que como era posible que yo aun no haya ganado buena plata, y que tampoco haya emprendido aun en serio un negocio, que simplemente esté dejándome llevar por las olas del camino?, este momento fue crucial, y de una vez por todas decido caminar rumbo hacia mi transformación personal, si, es cierto que todos alguna vez cometemos errores, y pensamos que esta vez sí lo haremos que esta vez sí arrancaremos, pero sin darnos cuenta que eso dijimos hace más de un mes, o quizás un año, y erróneamente seguimos pensando que tenemos que empezar, esta vez sí empiezo, que esta vez sí, y así sucesivamente, lo cierto de todo esto es que si alguna vez decidimos empezar, si alguna vez dijimos esa palabra ¡Basta!, es que ya hemos empezado son solo llanuras en el camino que nos da la impresión que estamos estancados o peor aun que estamos retrocediendo. Entonces una vez más retorno a mi camino, si es cierto me estuve apartando de la vía, e ingresando a una especie de espiral sin salida, con todas las incoherencias, las decidías, y los problemas de nunca acabar, pero todo esto como ya dije es solo un pequeño descanso en la llanura, para renovar fuerzas y continuar nuestra marcha hacia la superación personal.

Otro punto a detallar aquí es cuando el supuesto policía, dejo caer un poco de su dinero y no falto un avispado que dicho sea de paso estuvo sentado a nuestro lado, reacciono de manera rápida, y se hizo con el dinero enviándome una mirada muy inocentona como buscando mi aprobación para apropiarse del dinero, entonces yo solo atine a hacer la observación que sí efectivamente el estaba levantando ese dinero y que no había problemas. Aquí podemos rescatar algunas observaciones: ¿por qué yo no dije nada al respecto? ¿Por qué me quedé callado?, ¿qué pasaba conmigo que me quedé literalmente hablando sordo ciego y mudo?, en otras circunstancias debí reaccionar de manera drástica y potente, poniéndole sobre aviso al dueño del billete, para que pudiera recuperarlo de manos de otra persona, ¡No dije nada!, otra de las alternativas era quizás proponerle a la persona que recogió el billete, negociarlo antes que yo le avise a su dueño, en fin, son cosas que me ocurrieron, me sentí muy mal por no poder ayudar a esa persona, y muy especialmente por quedarme callado sin decir palabra.

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