Las huellas del pasado

. jueves, 4 de noviembre de 2010
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hoy quisiera reflexionar sobre un tema que quizas no tenga mucho que ver con algunas personas, pero en contraposicion a ello, existimos o hay personas a las cuales su pasado no puede dejarles, se quedan atados al pasado en el sentido de pensar lo que fue y debio ser, a otros les atormenta el hecho de haber perdido algo que consideren valioso, como el tiempo, las oportunidades o quizás simplemente les trae buenos o malos recuerdos, enfocándolo desde ese punto de vista, personalmente pienso que del pasado debemos aprender y aprehender para tomar mejores decisiones en el presente y futuro. Pero lo que quiero puntualizar es un tema que muchas veces queda en el olvido, y cuando algo suscita o desencadena su recuerdo, nos sentimos afectados y esto se manifiesta en forma de emociones, tanto alegrías como tristezas en un sentido resumido, por ejemplo el día de ayer fui a la universidad donde he estudiado, -estoy realizando investigaciones en forma particular- , ingrese a la sala de tesis, donde todo es silencio y quietud, en ese momento sentí unas emociones tan parecidas o iguales a cuando era estudiante, donde primaba el miedo a la autoridad, y la obediencia ciega a personas que desempeñaban algún cargo en dicha universidad, entonces me sentí invadido por emociones muy fuertes y raras a la vez, tal como si todo estuviera sucediendo en épocas estudiantiles, entré en una especie de trance, y no pude pronunciar las palabras, y pedí los textos con un miedo tan real, trataba de controlarme, de decirme que es otra época, que yo personalmente ya cambié esas reacciones primarias, pero Nada, mi mente no me obedecía, quise gritar, tampoco podía, pero poco a poco fui concientizándome, fui calmándome, relajándome y hablándome en silencio a mi mismo o a lo que consideramos nuestro niño interior, subconsciente, o cualquier nombre que le demos, pero es una parte tan nuestra que nos acompaña desde antes de nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, entonces me decía frases del estilo: “Tranquilo, no pasa nada, estamos en otra época, en otras circunstancias, no tengas miedo, yo te cuido, se que quisieras protegerme, has advertido peligro real o imaginario no importa, pero ahora es otra la situación, nada puede dañarme”; mi mente y mi cuerpo empezaron a calmarse, a relajarse y tranquilizarse, entonces estuve tan consciente de las huellas que nos puede dejar el pasado, de las marcas horribles o alegres, que a cualquier signo o símbolo que desencadene una frenética revolución en nuestro interior, contando con la consciencia de saber dominar mis sentimientos, mis emociones, hoy puedo decir que Salí airoso de esa situación, incluso pregunte sobre algunos temas al bibliotecario, aunque no lo hice perfecto pero darse cuenta, disminuir la ansiedad, es ya un buen logro.¡Siempre hacia la perfección humana!

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